
Al igual que Match Point [2005] y lejos de su habitual Manhattan, Woody Allen construye una cinta pasional, irónica y entretenida en Vicky Cristina Barcelona, siguiendo aun mas de cerca los azares románticos que quiere transmitir en la pantalla, dando a conocer un retrato de las relaciones afectivas y sexuales, acerca del concepto sobre la pareja en el nuevo milenio.
Desde el arranque, el cineasta establece un distanciamiento irónico, una suerte de documental de viaje con un narrador fuera de cuadro que presenta a las protagonistas, dos turistas estadounidenses que llegan a Barcelona para pasar sus vacaciones de verano. Vicky [Rebecca Hall], joven sensata, comprometida en matrimonio, con una maestría en Identidad Catalana, y que conoce «la belleza del compromiso», parece la antítesis de la rubia Cristina [Scarlett Johansson], una joven inestable emocionalmente, fotógrafa que ha dirigido y actuado un corto sobre la imposibilidad del amor y que sabe justo «lo que no quiere».

Esto dara un giro al conocer casi de inmediato al arrogante e impulsivo pintor Juan Antonio [Javier Bardem] quien aun mantiene una apasionada historia de amor loco con su exmujer Maria Elena [Penelope Cruz], pintora con tendencias suicidas y que les propone a las amigas formar con el un trio sexual en Oviedo.

Filmada con un buen rigor, una banda sonora muy buena y pegajosa, una fotografía que capta la geografía turística catalana y al mismo tiempo los vaivenes emocionales de sus personajes, Vicky Cristina Barcelona resulta tan dramática, cerebral como también emotiva y irónica. Una dura fábula sobre los excesos e intelectualísimos de una sociedad dedicada al confort económico y cultural.

//[Lars]//