La joven californiana Lindsey Stirling nos presenta después de un largo viaje de dos años su primer disco de estudio, que goza de esa frescura y una propuesta diferente a lo que hemos visto en los últimos años en la música clásica. Ritmos electrónicos y clásicos fusionándose de una manera un tanto irregular pero que al final nos dan un viaje por lo que pudiera ser un movimiento en la escena musical.

Stirling desde hace mucho tiempo ha lanzado música en YouTube, mostrándonos mucho del estilo que presenciamos en este disco, su historia está marcada por un reality show americano y las ganas de proponer algo mucho más actual a la música clásica, además de ser conocida por sus covers de videojuegos y su peculiar estilo al bailar, actualmente ella hace presentaciones en clubs de las Vegas, espectáculos de medio tiempo en la NBA, festivales o eventos privados, además de que ha sido talonera de artistas como Sean Kingston, Donny Osmond, Allan Jackson, Barrowes Shaun y Paul Benton.

El disco en su totalidad es creación de la compositora salvo algunos arreglos, cada una de las canciones tiene un significado especifico para la artista, los temas Song of the Caged Bird, Transcendence y Spontaneous Me habían sido lanzados como un EP titulado “Stirling Stomp Lindsey “en 2010, mientras que los temas Electric Daisy Violin, Crystallize y Shadows habían salido como singles entre el 2011 y 2012.

El disco comienza con “Electric Daisy Violin” una pieza alegre con algunos toques de pop  y algunos coros sencillos, es una bienvenida al estilo de la compositora reflejando su espíritu, el simple pero funciona bastante bien como primer track. “Zi-Zi’s Journey”  continua enlazada con la anterior, un ritmo rápido y con toques de dubstep, la armonía del violín es complementada por el acompañamiento electrónico de tal manera que pareciera una especie de himno.

“Crystallize” es una balada lenta cuya creciente es tan sutil que da la sensación de rapidez esto debido al acompañamiento de bajos en distorsión, el segundo corte de esta es un solo emotivo para después regresar al dubstep. “Song of the Caged Bird” es una vieja conocida siendo de las primeras composiciones de Stirling, no se sale mucho del marco de una balada lenta con un acompañamiento simple, resulta ser bastante emotiva.

“Moon Trance” es una pieza con tintes barrocos, un ritmo muy acelerado y un acompañamiento de graves en distorsión y coros simples. “Minimal Beat” una pieza con un ritmo irregular y con acompañamiento electrónico simple, pareciera transmitir un mensaje de ánimo por su construcción. “Transcendence” marca un estado de reflexión sin despegarse de lo que hemos escuchado, ritmos simples pero con un ritmo acelerado para dar la atmosfera de lo rápido que pasa el tiempo, acompañamientos simples pero que resaltan lo que tratan de trasmitir las notas del violín.

“Elements” una balada que juega con un acompañamiento dubstep y resulta ser muy parecida a Moon Trance no solo en su construcción. “Shadows” una pieza rápida pero con una construcción ingeniosa es la que tiene más marcada la curva de clímax en el álbum, esto se debe en gran parte al acompañamiento electrónico que sirve de contrapunto.  “Spontaneous Me” como su nombre lo dice es una pieza nacida del simple hecho de querer crear, tiene una base irregular sin embrago el ritmo se mantiene tan bien durante la pieza haciéndola única.

“Anti Gravity” una pieza rápida y cuyo acompañamiento crea una atmosfera de vacío y ligereza, el violín solo acentúa la libertad que lleva el título. “Stars Align” es la única pieza del disco que cuenta con una distorsión en el violín además de un acompañamiento de chelo y sonidos electrónicos, un pequeño coro ayuda por momentos a realzar la base rítmica, un buen tema para cerrar el disco.

El tracklist es el siguiente:

1. Electric Daisy Violin
2. Zi-Zi’s Journey
3. Crystallize
4. Song of the Caged Bird
5. Moon Trance
6. Minimal Beat
7. Transcendence
8. Elements
9. Shadows
10. Spontaneous Me
11. Anti Gravity
12. Stars Align

El disco resulta ser sin duda una buna propuesta para la música clásica, como conjunto o como un tema único las piezas tienen el espíritu de la violinista, sabes que estás escuchando un tema de ella solo con algunas notas, lo recalcable aquí es que Lindsey Stirling intenta despegarse de lo clásico sin perder las bases dando un espectáculo sonoro y rico en ritmos, el problema aquí es que el disco aun no está disponible en nuestro país en formato físico dejando solo la opción de la compra a través de iTunes, esperemos que el siguiente trabajo de la compositora suene igual de consistente que esta presentación.