Título: Iron Man 3 (Idem, 2013)

Lo Bueno: Reparto, efectos especiales, secuencias de acción.

Lo Malo: Historia.

Factor Xhale: El Mandarín.

Héroes… en este mundo no hay héroes… o al menos eso es lo que las mentes detrás del universo cinematográfico del Marvel Comics quiere ver. Desde que se decidió darle una misma fuerza y unidad a las historias y personajes de la editorial en la pantalla grande, uno de los puntos más importantes que se han hecho notar en cada cintan son las ciertas debilidades y limitaciones de los grandes protagonistas que aparecieron alrededor del concepto hollywoodense de Los Vengadores.

Con la posible intención de hacerlos más creíbles, más “humanos” o un poco realistas, los cambios hechos a cada personaje fueron bienvenidos por los fanáticos porque aseguraban que sus héroes llegarán a todo el mundo, a todo el público y sobretodo, que fueran más que una moda para quienes de ellos sólo conocían la caricatura o el mero disfraz. Desafortunadamente para ellos, los fanáticos, el realismo y la realidad no son necesariamente lo mismo.

Después de haberse enfrentado a un ejército extraterrestre al lado de un soldado con más de 100 años de edad, un dios mitológico, un monstruo y dos superagentes gubernamentales, la realidad ha golpeado duramente a Tony Stark, quien comienza su tercera historia cinematográfica en medio de un caos personal del cuál no sabe como salir. Encerrado en su taller fabricando una armadura tras otra, Stark está lejos de la realidad que provocaron las acciones que realizarón junto con el equipo de héroes que salvaron al planeta de una invasión espacial, demostrando un poder y fuerza es más grande que aquella por la cuál el mundo libre se ha dejado gobernar por siempre.

¿Qué es lo que ocurre en este mundo? ¿Hay algo que haya cambiado su realidad? ¿Acaso hay una fuerza tan descomunal que sea capaz de hacer que el Hombre de Hierro deje de esconderse en su armadura? La respuesta a esta interrogante viene en la forma de un ataque terrosita, esa figura icónica tan esperada y temida por el mundo libre, la cuál toma la forma del poderoso Mandarín y hace que Tony Stark tome cartas en el asunto de la forma clásica, sin políticas o reglas de juego, dejándolo todo en una simple y sutil venganza. Desafortunadamente para Tony Stark, la vieja escuela ya no tiene cabida en el mundo que él creó en este universo cinematográfico y el Hombre de Hierro que conocen los fanáticos del comic dista mucho de ser aquel que se encuentra en la pantalla grande.

Cambiando de una manera casi tan radical como afortunada, el director Shane Black toma las riendas de Iron Man 3 y nos cuenta uno de los chistes más grandes en el universo hollywodense de Marvel Comics, algo que no es necesariamente malo pero si difícil de entender para quien esperaba una épica película de acción. Aprovechando la inmensa maquinaria publicitaria que generan esta serie de películas y haciendo uso de promocionales que nos vendían una historia fuerte, oscura y melancólica, el poco público asiduo a los comics entra a ver Iron Man 3 sin saber que se encontrará con un espectáculo que reduce las raíces y referencias a las historietas en algunas escenas o momentos clave de la cinta, pero que deja la película a la merced y gusto de aquellos que llegaron a este personaje por su primer filme o por la abusiva campaña comercial que tuvo tanto ésta como la primera película de Los Vengadores.

La participación de Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Guy Pearce, Rebecca Hall, Jon Favreau y el genial Ben Kingsley quedan a merced de un guión simple, entretenido y a momentos predecible, el cual se llena de las suficientes referencias y vueltas de tuerca para mantener la atención del público promedio, ofreciendo justo lo que uno habría de esperar de una película de Marvel Comics. Iron Man 3 supera a su predecesora y entretiene como se debe a su público, el cual excluye en más de una ocasión a los fanáticos del comic para hacer las delicias de aquellos que siguen al Hombre de Hierro que está hecho por computadora y que pueden encontrar en tantos dulces como juguetes de moda que están a la venta en el mundo real.