Nombre: Destiny.

Desarrollador: Bungie.

Publicador: Activision Publishing Inc.

Jugadores: Cooperativo de 1 a 6 y competitivo de 1 a 12.

Género: «Shooter compartido» (FPS / MMORPG)

Tras poco más de una década dedicada al ‘Jefe Maestro’ y de liberarse del yugo de Microsoft, Bungie por fin ha sacado a la venta Destiny, su nuevo proyecto que llega envuelto de polémica, elementos MMORPG, y un sinfín de disparos en primera persona.

Destiny fue por muchos meses el juego más esperado por los más apasionados de la industria, llegando a ser considerado como el proyecto que más expectativas estaba generando y que prometía convertirse en la primera revolución de la nueva generación de consolas; un montón de alardes, campañas publicitarias y millones de personas jugando su Beta, fueron el detonante para la nueva franquicia que vería su mejor proeza en el tratar de “convertir en leyenda” a quien se atreviera a ponerle las manos encima y tuviera la gallardía de encontrarse con su destino.

Este juego cuenta con unas estadísticas verdaderamente abrumadoras, siendo una de las revelaciones más costosas (500 millones de dólares) de la última década. Activision –dueños de Call of Duty- decidió poner toda la carne al asador con el supuesto descendiente espiritual de Halo y vaya que se ha venido notando en todos los spots publicitarios y los carteles que adornan algunos de los espectaculares de Periférico y Reforma. Con esto, las expectativas generadas fueron altas, tal vez demasiado, y no es para menos ya que Bungie se ha colocado en uno de los estandartes más altos de los videojuegos actuales. Lo cierto es que durante las primeras horneadas de información no lograba quedarnos claro qué era lo que buscaban: se hablaba de un universo masivo, de un sistema de juego abierto, un online persistente, pero giraba en torno a la incertidumbre que ellos mismos habían sembrado en nuestras mentes. No fue hasta sus fases Alpha y Beta que pudimos comprender aquel maravilloso concepto que congeniaba FPS con toques de RPG, muy al estilo de Borderlands. Se notaba el hambre que se tenía y las ganas de mejorar la ya de por sí experiencia conseguida con Halo Reach, en Xbox 360.

Es curioso que Destiny no se despega de lleno de este último título de Bungie para la consola pasada de Microsoft; la campaña cooperativa, las incansables hordas de enemigos y el planteo de un mundo conectado han sido elementos a los que se les dio continuidad, misma que también nos muestra algo de la madurez que el estudio ha adquirido durante el paso de los años. Hasta aquí todo perfecto.

Es cuando por fin emprendemos la marcha que podemos darnos cuenta de lo que significa la era de los guardianes y su incursión en una galaxia infestada de enemigos por confrontar. Como ustedes ya habrán podido ver, la trama nos pone al mando de un singular personaje que ha vuelto a la vida tras ser rescatado por un curioso espectro, que a la larga se convertirá en uno de nuestros mejores amigos. El primer acercamiento al modo de juego de Destiny nos embarcará en la Rusia modernista, que será un buen pretexto para enseñarnos a jugar y relatarnos una parte de la historia que nos hemos perdido durante el letargo en el que caímos. ¿Nuestra meta? Salvar lo que queda en el universo.

Pasadas unas 3 horas, y habiendo superado el nivel 10 de progresión, será cuando las puertas del destino se abran ante nosotros, atrapando hasta el más ínfimo rincón de nuestras almas y revelando sin ninguna pena las características que han “homenajeado” de otras populares sagas como Diablo, de la cual se ha tomado su popular final “abierto”, y la oportunidad de revisitar zonas con la posibilidad de aumentar la dificultad y recompensas que se otorgan por completarlas. Por cierto, ninguna de ellas requerirá PlayStation Plus en PS4, aunque eso cambia al querer entrar al ‘Crucible’ y los ‘Strikes’ que retomaremos un poco más adelante.

Destiny es un juego que busca que nuestras decisiones sean un factor influyente durante toda la experiencia que vamos a vivir, y desde un inicio nos ponen a elegir entre tres clases principales: Warlock, Hunter y Titan; cada una con sus distintas variables en razas (humanas, alienígenas o ciborgs) y, por supuesto, dotadas de habilidades extraordinarias que facilitarán nuestras vidas al tenerlas completamente desarrolladas.

El Warlock, por ejemplo, es capaz de dañar a montones de enemigos con sus conjuros y aunque no es muy bueno cuerpo a cuerpo, sí es capaz de afectar a quien se le ponga enfrente con sus habilidades. El Titan es el más resistente en una balacera, tipo Tamaulipas, sus armaduras son toscas y al estar listo, suelta ataques devastadores que pondrán en jaque a todo aquel que se encuentre a nuestro alrededor. Los Hunters cuentan con el “súper ataque” más atractivo de todos, ya que sus afilados cuchillos que porta conseguirán deshacerse de muchos de nuestros problemas. De igual manera, y llegado al nivel 15, podremos desarrollar una “sub-clase” que nos dotará de algunas otras cosillas, tales como un escudo protector en el caso del Titan o un rayo regenerador con el Warlock. Ambas podremos intercambiarlas en batalla en el momento que queramos, convirtiéndose en un factor de ventaja que conseguirá que nuestros equipos sean lo más balanceado posibles.

A pesar de que pareciera que no hay diferencias marcadas entre estos tres, la verdad es que es muy distinto intercambiar cada uno de ellos, llegando al punto de depender de las ondas devastadoras de unos y de la agilidad de los otros. Cada uno es una verdadera experiencia, y esto es a final de cuentas lo que nos mantendrá pegados a los televisores por horas.

Las misiones siempre se desarrollan en un mismo nivel, recreado en los cuatro pilares principales del título: La Tierra, la luna, Marte y Venus, territorios inexplorados que forjarán nuestro camino de guardianes interestelares. La variante interesante que Bungie propone, es la de llevarnos por lugares recónditos en los distintos objetivos que se nos van presentando conforme al objetivo estipulado. En ocasiones nos tocará explorar las superficies y en otras las cavernas o coladeras tenebrosas. Los interiores también están bastante logrados, mostrando lugares como “El observatorio”, que podremos disfrutar desde nuestros primeros minutos.

Entre más avancemos, Destiny buscará complicarnos la vida con enemigos más poderosos y oleadas más numerosas. La intensidad que se impregna desde la luna tiene un final que sin duda les dejará un buen sabor de boca. Además, la inteligencia artificial demostrará sus bondades al rodearnos, bombardearán y azotarán hasta eliminarnos y consumirnos hasta los huesos. Irónicamente, en algunas ocasiones también nos tendrán frente suyo y no conseguirán movernos ni uno solo de nuestros pelos engelados. Vaya que en ocasiones hubiésemos deseado que se pusiera un poco más de atención a las reacciones de los contrincantes, pero la durabilidad que tienen balancea el sentido de buena manera.

Cada planeta tendrá sus característicos obstáculos, siendo los caballeros la primer “montaña” difícil de rodear; más adelante nos encontramos con los Vex, androides de muchos sabores y colores. Algunos son peligrosos porque van en grupos de seis o siete, otros tienen escudos cuando les acertamos, los minotauros son fáciles de odiar, ya que los méndigos no se mueren y se teletransportan ante nosotros para golpearnos cuerpo a cuerpo; las hidras vuelan y nos destruyen con sus tentáculos. Y en Marte descubrimos a la facción de los legionarios, basada en personajes de gran calibre, pero que resultan letales a base de lanzacohetes, y escudos de un material que los hace inmunes. Tal vez Bungie no incluyó una variedad imponente, pero en la mayoría de las ocasiones ni nos vamos a dar cuenta de quién nos golpeó; no por eso dejaré de marcarlo como deficiencia en tanto te acostumbras a verlos reaparecer en ocasiones constantes.

El reto verdadero y núcleo de Destiny, justamente se encuentra en los enemigos, precisando en los jefes que resultan desesperantes y que ofrecen batallas épicas. Gran ejemplo de ello será Phogoth The Untamed, que conoceremos en el ‘Strike’ de la Luna y que nos costará una hora de nuestras vidas, aproximadamente, la primera vez que decidimos enfrentarlo cara a cara. Es característico de estas misiones el tardarnos un buen rato, así que si están dispuestos a tomarlas, les puedo recomendar que se preparen sándwiches y agua de limón, ya que conforme avancen les va a tomar más de su tiempo el poder concluirlas. Marte, por ejemplo, es desquiciante y seguramente querrán abandonarlo al no conseguir eliminar un Tanque que los desaparece de un solo disparo. Es claro que esto puede no gustarle a muchos, pero les aseguro que estando en compañía de amigos, se van a pasar un buen rato de mentadas y hasta momentos de karaoke patrocinados por la canción de “cachete con cachete y pechito con pechito”.

En total les va a tomar unas 15 horas en terminar la campaña de Destiny, que aunque está de sobra, es importante resaltar el carente argumento narrativo que la acompaña; un par de cinemáticas intentarán aderezar los objetivos que cumplimos, y aunque los diálogos introductorios relacionan los hechos, será difícil que siquiera pongamos atención a lo que está sucediendo con el libreto interpretado de manera soberbia por Peter Dinklage (Tyrion Lannister en Game of Thrones).

Por otro lado tendremos el llamado ‘Crucible’, apartado que generará partidas competitivas en las que destaca el llamado modo «Control», basado en «Captura la Bandera», las masacres en equipos y el modo de todos contra todos.

Algo que no dejaré pasar son las visitas a la torre, lugar en donde podremos canjear recompensas y relajar el esfínter después del estrés causado por las tormentosas acciones recientemente superadas; aquí también podremos adquirir armaduras, pistolas, emblemas, naves y vehículos que nos transportarán por la relativa inmensidad de los escenarios.

Si en algo destaca la nueva propuesta de Bungie es lo visual, ya que despliega mundos muy coloridos, a tal grado de que en ocasiones utilizaremos la importantísima función de quedarnos sentados, apretando la flecha del d-pad, y contemplando los impresionantes escenarios que han sido detallados con algo que pareciera ciertamente artístico. La música, al igual que en Halo, es algo hermoso, que además vamos a querer traer en nuestros teléfonos, iPods o Discman. Sin duda, podría catalogarla como la banda sonora del año.

Ciertamente, Destiny es un juego que se aleja mucho de la perfección, pero que es el primero en muchos años que ha logrado mantenerme pegado a mi consola, con ganas constantes de salirme temprano de la oficina para poder seguir progresando y viendo a mi personaje subir de nivel. Podemos catalogarlo como un “modo horda” llevado a un nivel masivo de expansión, pero está tan bien implementado que realmente nos ofrecerá momentos divertidos, ya sea que estemos con nuestros amigos, o con extraños que bailen con nosotros al final de cada misión. Si bien, no representa una innovación, sí que nos ofrece una experiencia difícil de olvidar, al menos hasta que llegue su mejorada secuela. Estoy seguro que Bungie de verdad sabrá cómo mantener vivo a su nuevo «hijo» por los 10 años que tanto han pregonado.