Editorial | Los superhéroes más extraños de todos: The X-Men

Diseño X-Men

De mucha gente he escuchado la frase “si tuviera el dinero yo podría ser como Batman”, y, a decir verdad, es un muy absurdo envidiar una de las desgracias más tristes de la historia de los cómics; así como pretender salir adelante, tanto física como mentalmente, al más puro estilo de Bruce Wayne. Sin embargo, lo que si entiendo es esa relación con los ideales del personaje y su forma de pensar, de algún modo todos podemos ser un poco de ese Batman que lucha por el desprotegido y la justicia.

Sin compartir más allá de esos ideales, es fácil empezar a relacionar nuestras acciones con algún encapuchado de las historietas, pero si hay un grupo de personajes con los que podemos llevar ese sentimiento de empatía más allá, es con los X-Men. El grupo de mutantes creado por Stan Lee y Jack Kirby en 1963, representa de manera perfecta los conflictos de aceptación, los cambios físicos y metales y la constante lucha por hacer lo correcto, que los lectores podían enfrentar en la adolescencia o que las minorías han tenido que cargar a lo largo de los años.

El primer equipo de X-Men estaba conformado por Beast, Iceman, Angel, Marvel Girl y Cyclops, un grupo de adolescentes bajo el cobijo y las ordenes de Charles Xavier. Los llamados Hombres-X no solo tenían que enfrentar los peligros que el inmenso universo Marvel ponía frente a ellos, ya que para ser aceptados por una sociedad que les temía, tenían que fungir como sus defensores. En el inmenso mundo de seres radioactivos, fantásticos y cósmicos, los héroes con el gen mutante eran vistos como el mayor peligro para la humanidad.

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¿Por qué un personaje como el Capitán América, alterado científicamente, es aceptado por la sociedad y Cyclops, con poderes “naturales”, es temido por las masas?

En el mundo de personajes creado por Stan Lee, Jack Kirby y otros artistas, los mutantes representaban a las minorías de un país que enfrentaba problemas raciales, sociales y de diversidad. Estos seres con habilidades especiales (provenientes directamente de sus genes) evidenciaban al hombre que la evolución se haría presente en todos nosotros, mientras que hacían temer a la población su naturaleza y la familiaridad con la que obtuvieron sus habilidades. Los Hombres-X no necesitaban armaduras costosas o venir de otro planeta, sus poderes venían de la mano con los cambios que todo adolescente vive y acompañados de la misma ingenuidad que experimentamos.

A diferencia de otros héroes, el objetivo de Xavier y sus alumnos no pretendía -del todo- ser los protectores de la humanidad, ellos han superado a esa humanidad y saben que el futuro está en sus manos. Los X-Men luchan por ser aceptados y lograr convencer a todo el mundo que son el siguiente paso en la evolución, que a diferencia de sus protectores ellos siguen siendo hombres y que todo el mundo tiene una cita obligada con el gen mutante. Los mutantes tienen todo en contra; su lucha es la más difícil dentro del universo Marvel y sus propios enemigos comparten la naturaleza de los héroes. Al final del día su evolución es nuestro fin.

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Podría seguir escribiendo sobre ese primer equipo de X-Men, pero es más interesante adentrarse al tema de sus conflictos. La evolución nos ha dejado ante el homo superior, el eventual sustituto del homo sapiens, su llegada al mundo pone en jaque la existencia de la vida como la conocemos y su ventaja genética ha desarrollado en algunos individuos una sed de superioridad y control absoluta. La aceptación por parte de Xavier o el dominio por parte de Magneto.

Criado en una época en la que ser o pensar diferente era un motivo para el exterminio, Erik Lehnsherr, mejor conocido como Magneto, se convertiría en el principal opositor de Charles Xavier y su grupo de estudiantes. La manera en que el “amo del magnetismo” concibe a los mutantes es el principal diferenciador de ideas entre ambos personajes: mientras que el Profesor ve en el uso de las habilidades especiales de los mutantes el camino de la aceptación para su raza, Magneto cree que esas habilidades deben ser utilizadas para someter a una humanidad que no acepta diferencias y está enfrascada en juzgar lo que no entiende.

El párrafo anterior revela la idea primaria que da vida al conflicto entre los X-Men y Magneto, sin embargo, las cosas han cambiado a lo largo de los años y Lehnsherr ha portado el manto de héroe, cambiado su forma de pensar para proteger a los mutantes. Por otro lado, los ideales de Xavier y Magneto marcan para muchos el verdadero espíritu que hay detrás de todos los mutantes involucrados en Marvel: la aceptación, como héroes o soberanos.

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A lo largo de los años hemos visto como los mutantes han tenido con cargar con los problemas más difíciles del universo marvelita. A partir de 1975 y de la mano de Chris Claremont, los mutantes pasan de ser un equipo secundario en la editorial a volverse uno de los pilares de la misma durante las siguientes dos décadas. Continuando con la empatía a las minorías el primer número de Giant Size X-Men debuta en el equipo mutante a: Storm, Nightcrawler, Colossus, Thunderbird, Sunfire, Banshee y Wolverine; personajes que además de presentar increíbles habilidades, representaban a países con conflictos evidentes en EEUU y grupos étnicos con problemas sociales en la misma nación.

Como mencione, los problemas para los mutantes estaban a la orden del día. Vimos la perdición total de una de las miembros fundadoras del equipo en The Phoenix Saga. Intentaron obligarlos a registrarse ante su gobierno y las consecuencias de su negación fueron plasmadas en la increíble Days of Future Past. Hemos visto sus versiones alternas en un mundo devastador dentro de The Age of Apocalypse. Conocimos el poder de sus elementos más fuertes al casi desaparecer el universo Marvel en Onslaught. Pudimos perder a los mutantes con tan solo tres palabras en House of M. Y los vimos combatir contra los héroes más poderosos de la tierra en Avengers vs. X-Men.

Los mutantes podrían fungir sin problemas dentro de su propio universo, de la misma forma en que Fox los ha plasmado en el cine sin necesitar de algún héroe o villano que no comparta el gen mutante. Sin los X-Men y todo legado de personajes que existen bajo dicho sello, es poco probable que Marvel hubiera sobrevivido a la década de los noventa. Hasta cierto punto, relegados del actual universo Marvel, los X-Men siguen siendo uno de los grandes pilares de la editorial y esos seres a los cuales envidiamos sus habilidades, los que han sobrevivido a todo y los que nunca se dan por vencido.

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Probablemente en su mundo los X-Men no han encontrado la aceptación que han buscado desde 1963, pero es un hecho que, si la evolución en algún momento nos lleva a disparar rayos de los ojos, leer mentes, controlar el metal o a tener garras de adamantium, sabremos y comprendernos que esos cambios y habilidades son parte de nosotros. Con todos los problemas que hay en nuestros días por cuestiones de desigualdad y diferencias absurdas, sería bastante bueno comprender el “sueño de Xavier” y darnos cuenta que no somos tan diferentes y que de nosotros depende el futuro de la humanidad.

Para muchos lectores en los años sesenta las historias alrededor del grupo de mutantes fueron orientadas a dramas adolescentes, parecidos a telenovelas, y no a lo fantástico de sus habilidades. En comparación, The X-Men era como leer solo la parte de Peter Parker en Spider-Man. Lo anterior ocasiono que el desarrollo de la obra dentro de la editorial fuera complicada y el gusto por los personajes no tuviera el mismo éxito que The Avengers o Fantastic Four. Sin embargo, la esencia de ese pequeño grupo de súper humanos, fue lo suficientemente sólida, para que a pesar de su “fracaso” pudiéramos seguir contando con el equipo a lo largo de los años.

El viernes se estrena X-Men: Apocalypse, y en medio de esos increíbles efectos especiales, la llegada de los personajes clásicos y la transformación del equipo, también se encuentra ese mensaje de aceptación a las diferencias y los cambios, esa telenovela de adolescentes que escribía Stan Lee y ese increíble sueño de Xavier.

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