Cine e historieta han sostenido una complicada relación en la que suele prevalecer el impacto de la imagen y los efectos visuales, lo que suele llevar a segundo plano la profundidad de la trama y la grafica de los cómics originales, salvo rarezas. Un buen ejemplo de estas rarezas es la fascinante buena adaptación de “V de Venganza”, inspirada también en una obra del británico Alan Moore e ilustrada por David Lloyd en los 80. Y es que los personajes sombríos y el sórdido realismo que Moore imprime a sus historias ha influido en ese cine decadentista del nuevo milenio, como lo muestra “Watchmen. Los Vigilantes” de Zack Snyder.

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La idea de mostrar a un grupo de Superhéroes en peligro, rechazados por la sociedad, algunos de ellos eliminados de manera brutal o en plena decrepitud, resultaba muy atrayente. En su traslado al cine, la acida y violenta historia escrita por Moore nos lleva a unos Estados Unidos alternativo de mediados de los 80, con Nixon en la presidencia, la guerra fría en su apogeo, una dura tensión nuclear entre EU y Rusia y los fantasmas de Vietnam gravitando alrededor; esto desaprovecha algo esencial: la decadencia de esos seres enfermos de soledad capaces de todo y de nada.

La brutalidad de sus imágenes es buena, que constantemente rozan con el gore y algunos momentos de verdad extraordinarios, como esa fabulosa secuencia de créditos que vale por todo el filme, también la manera en que sintetiza el perfil psicológico de Rorschach, o la historia del El comediante y los abusos físicos y emocionales que comete.

La película no obstante resulta demasiado larga y se detiene demasiado en otras subtramas. Watchmen en pocas palabras me encanto, es una de las películas que tanto esperaba para este año y no me dejo decepcionado, aunque no puede evadir el tan famoso efecto Matrix en sus impactantes secuencias de acción y destila un brillante humor negro que se agradece [como las canciones por ejemplo], no se la pueden perder.

//[Lars]///