En mayo de 2017 asistimos al reinicio de una IP querida por muchos que lamentablemente no tuvo la secuela esperada. El Prey de 2006, a groso modo, era un mata-mata, con el motor gráfico id tech que nos ponía en la piel de un cherokee con poderes que intentaba derriba una super nave alienígena que pretendía comerse a todos los habitantes de la tierra, para usarlos de combustible. Un premisa muy interesante y un juego muy interesante, del que no se ha heredado absolutamente nada en este Prey de Arkane Studios.
Y realmente nos alegramos, porque entonces descubrimos que este nuevo Prey lo tenía todo para encantarnos. Moviéndose entre la estética de Bioshock, System-Shock e incluso algunas mecánicas de mundo abierto, el estudio nos mostró un título sublime con la capacidad de ponernos en cientos de situaciones diferentes en los que la pericia de cada jugador y la manera de elegir las habilidades de su personaje, hacían cada paso tan difícil como quisiéramos.
En Prey nos poníamos en la piel de Morgan Yu -que podía ser tanto mujer como hombre-, un científico atrapado en la Talos I, una nave enorme que orbita la luna donde tienen lugar los mayores experimentos de la humanidad. Pero pronto, unos habitantes de la nave, llamados organismos Tifón, acaban haciéndose con la totalidad de la misma, amenazando a la propia existencia de la humanidad si consiguieran llegar a llegar a la tierra. Aquella aventura la podemos revivir ahora gracias a la Digital Deluxe Edition, que nos añadirá los modos de Nueva Partida + y un nuevo modo de dificultad.
Esta Digital Deluxe incluye el DLC del que os vamos a hablar: Mooncrash. Lamentablemente, aunque lo esperábamos, esta expansión no continua la historia original, sin embargo está estrechamente relacionada, ya que si estuvimos atentos a los distintos documentos de la Talos I, nos indicaban que la propia Transtar también contaba con una base lunar secreta. La misma que visitaremos en esta ocasión, de una manera bastante especial.
Y es que la base ha dejado de dar respuesta y los rivales de Transtar, KASMA Corp. envían a un hacker llamado Peter (que es el personaje protagonista) a recoger toda la información posible. El problema es que parece que esta empresa nos tiene “amenazados”, de forma que solamente si cumplimos todos sus objetivos, podremos escapar de allí. Desde una sonda espacial y con la ayuda de un Operador averiado, usaremos sus datos residuales, para con un simulador, explorar la estación lunar y recoger toda la información.
Antes de contaros todas las posibilidades que ofrece Mooncrash nos centraremos en algo muy importante: intentad explicaros de que va este DLC para que veais las oportunidades que ofrece. Como Bethesda le llama, esta nueva expansión es en resumen una especie de Roguelike. Cada vez que iniciemos la simulación, tendremos la posibilidad de jugarla con 5 personajes distintos. El objetivo principal será escapar de la instalación sin morir en el intento y la simulación perfecta consistiría en escapar con los 5 personajes sin que muera ninguno, lo que nos llevaría al final real del juego.
Pero esta tarea es casi imposible, porque el equipo de Arkane ha entrelazado esta simulación para ir motivándonos con cada vuelta de una manera bestial. Primeramente deberemos de ir desbloqueando los personajes, para poder tener todas las opciones disponibles para preparar nuestro terreno. El escenario (la base lunar) es siempre el mismo, sin embargo, las condiciones en cada una de las simulaciones van cambiando. Imaginaos que cada una de esas simulaciones es una nueva partida. En esa partida, podremos jugar con hasta 5 personajes y todo lo que hagamos, consigamos, desbloqueemos y abramos, se mantendrá hasta el final de la simulación, ya sea por que escapemos o porque -lo más normal- mueran todos.
Pero como reiniciaremos la simulación muchas veces, aunque se reseteará el escenario cambiando enemigos de posición e introduciendo algunas variables que nos pueden obligar a coger otros caminos, las habilidades aprendidas de cada personaje con los conocidos Neuromods, se conservarán para siempre. El problema es que los items que consigamos no. Así que cada partida tendremos que empezar con lo puesto. Cada uno de ellos tiene habilidades diferentes, por ejemplo, el voluntario, con el que empezamos, es muy débil pero sus habilidades PSI son extremadamente útiles contra los organismos Tifón, pudiendo barrer fácilmente algunas zonas. La ingeniera será la única capaz de reparar cosas, la directora tendrá permisos especiales para abrir algunas puertas o activar determinadas funciones, etc…
A nivel artístico, los escenarios son similares, con interiores que se mueven en ese periodo alternativo que parece mezclar lo futurista con una estética años 20, que tanto nos recuerda a Bioshock y la superficie lunar, que prácticamente en cada una de las vueltas que demos a esta simulación las tendremos que pisar con la incorporación de un nuevo sistema de gravedad y una mochila propulsora mucho más limitada que lo que pudimos ver en el juego original. Sin embargo, también contaremos con algunos enemigos nuevos y más mortíferos que desafían el diseño anterior, como el Tiburón Tifón, un enemigo bastante grande y duro que se desplaza por debajo tierra.
Las habilidades de cada uno bien usadas de manera ordenada nos llevarán a cumplir cada uno de los objetivos, los cuales, por suerte, al estar relacionados con el empleado de KASMA, no cambian nunca, y son acumulables, por lo que cada simulación, cada muerte, nos hará adaptarnos y conocer todas las posibles situaciones, no solo a nivel de experiencia, si no que también obtendremos una puntuación acumulable que nos servirá para equiparnos con la entrada de cada personaje a la simulación. En este caso, los diagramas que obteníamos para crear objetos, también perduran a través de los múltiples intentos.
Por tanto, tenemos que con un mismo mapa, la estructura del juego se va volviendo cada vez menos complicada: sabremos donde está cada objetivo, por donde nos podremos escapar, cada personaje será cada vez más fuerte y tardaremos menos en explorar y escapar. Porque el tiempo también es sumamente importante.
Usando este apartado como excusa, os explicamos porque el tiempo es tan importante para cada uno de esos intentos o simulaciones. Y es que, para que no nos tomemos todo con demasiada calma, para explorar lentamente o eliminar a nuestros enemigos tranquilamente, existe el concepto de “Corrupción de la simulación”. Como todo sistema que no está completo, mientras más tiempo pasemos en la simulación, más se corrompe, y cada vez que esa barra se llene, el nivel de corrupción subirá.
Junto al lanzamiento de este DLC también se puso a nuestra disposición una actualización gratuita que agrega tres nuevos opciones a Prey: ‘Juego Nuevo+’, para volver a comenzar el juego con todas las habilidades aprendidas (bueno, no comenzamos realmente con ellas. Debemos alcanzar la oficina de Morgan para encontrarlas). ‘Modo Historia’, que reduce la dificultad y frecuencia de los combates contra los Typhon (considero que esto arregla muchos de los problemas de este juego). Y ‘Modo Supervivencia’, que agrega opciones como un medidor limitado de oxígeno para las secciones en el espacio, traumas que debemos curar y degradación de armas, que nos obligan a estar cambiando o arreglando nuestro equipo si no queremos quedar indefensos. Estos dos últimos elementos también están presentes en Mooncrash.
Prey fue un soplo de aire fresco para aquellos que sienten que la mayoría de juegos modernos limitan sus opciones y les obligan a jugar de formas específicas. Mooncrash es diferente y puede sentirse como un juego restrictivo, pero mediante los límites que pone al jugador le hace descubrir nuevas formas de jugar y ver el escenario de maneras diferentes.