Desarrollador: Ready At Dawn
Publicador: Sony Santa Monica
Jugadores: 1
Género: Novela gráfica – shooter en tercera persona.
The Order: 1886 fue presentado como una de las cartas fuertes del PS4 desde su anuncio, y anticipado como su primera gran exclusiva en este 2015. El título de Ready at Dawn y Sony Santa Monica era uno de los que más expectativas habían generado en los últimos tiempos, en especial por sus brutales gráficos de influencia cinematográfica. Una hermosa Londres victoriana, llena de luces resplandecientes, pero también de sombras muy oscuras (Nada que ver con Christian Grey).
Primero que nada hablemos del estudio encargado del magno proyecto, quien se ganó la confianza de Sony con sus aceptables adaptaciones de juegos como Daxter, God of War: Chains of Olympus y God of War: Ghost of Sparta (en PSP). Suficientes cartas de presentación como para considerarlos al frente de este aluvión de exclusivas que los nipones tienen preparadas para el transcurso del año, pero también una de las razones de la constante –más no terrible- declive que sufre The Order: 1886.
El juego nos traslada al Londres del siglo XIX, una versión alternativa de su época victoriana en la que la revolución industrial ha avanzado a pasos agigantados, dotando a nuestro protagonista y a su equipo de caballeros de armamento realmente avanzado para la época, aunque nunca demasiado.
En ese contexto, se pone el foco sobre una orden de caballeros que es una continuación de la que fundara el Rey Arturo, cuya razón de ser es hacer frente a los híbridos, que ustedes ubicarán como los licántropos mostrados en algunos materiales promocionales ya desde hace algún tiempo. Nacidos hace muchos siglos como consecuencia de una mutación del genoma humano. Sin embargo, con el auge de la revolución industrial, se desata también la lucha de clases y se produce una rebelión obrera, por lo que la orden se ve inmersa en una guerra tripartita que pareciera estar terminando con todo rastro de paz. El protagonista es Grayson, alias Sir Galahad, un experimentado caballero del que seguramente se convertirán en fanáticos, y al que veremos acompañado por otros tres personajes: Sebastien Malory (Sir Perceval), Isobel d’Argyll (Lady Igraine) y el marqués de Lafayette.
Curiosamente, y a pesar de lo que nos hicieron creer, The Order: 1886 no es un juego de acción en tercera persona, aunque debemos admitir que cuenta con un sinfín de “homenajes” hacia otros competidores de la industria como Gears of War. Sí, el ingrediente principal de la aventura son las balaceras con coberturas, pero la verdadera esencia de esta puesta en escena son sus innumerables momentos cinemáticos, al estilo de Heavy Rain o Beyond: Two Souls. Fórmula que apuesta más por los QTE (Quick Time Events), es decir, secuencias en las que debemos pulsar los botones que aparecen en pantalla o estaremos perdidos. A diferencia de lo que sucede en otros juegos, aquí no nos será suficiente con apretar botones, también existen momentos en los que girar la cámara hacia el lugar y momento correctos podrán salvar vidas –Literalmente-. De igual manera influirán los elementos que tenemos alrededor, consiguiendo momentos espectaculares.
En ese sentido, los escenarios son auténticos pasillos, de modo que, a menudo, lo único que tenemos que hacer es caminar por ellos, sin siquiera poder correr. Eso sí, de vez en cuando, hay ‘minijuegos’ que, pese a su sencillez, resultan entretenidos, como usar una ganzúa para abrir puertas cerradas (rotando el joystick derecho y atendiendo a la vibración del DualShock 4) o un convertidor para sabotear paneles eléctricos (pulsando L3 y R3 en el momento exacto para detener dos barras que fluctúan). Hay también una escena en la que el panel táctil nos ayudará a enviar hacia nuestros aliados un mensaje en clave morse.
Del lado más crudo de este enfrentamiento, nos encontraremos con una Orden capaz de utilizar un arsenal mortífero del que resaltan la impresionante escopeta de pólvora que podemos incendiar con bengalas, la ya vista lanzadora de rayos, revólveres, pistolas de mano, granadas de fragmentación y de humo. Todas ellas con limitaciones y ventajas propias, pero que en otros ‘shooters’ resaltan de mejor manera, aunque reitero, estas escenas estarán puestas a cuenta a gotas, a comparación de ellos.
A la postre esta combinación de géneros parecerá confusa, ya que hay puntos de inflexión en el que Ready At Dawn expone en demasía su inexperiencia al afrontar grandes producciones. Y es que el frecuente desbalanceo entre mecánicas produce que en momentos aleatorios de la historia tengamos que superar tres secciones distintas de tiroteos, por 20 minutos de incesantes cortes escénicos, que además no pueden ser saltados. Cosa que no es tan descabellada si consideramos que el núcleo de The Order: 1886 radica en el desarrollo de su trama.
Punto clave para el correcto entendimiento e inmersión del jugador es la ambientación casi perfecta de Londres. Los sucesos del juego se han interrelacionado con algunos acontecimientos históricos, como los asesinatos de Jack ‘The Ripper’ o el incendio del Crystal Palace. Esos hechos no sucedieron en 1886, pero, al tratarse de una reinterpretación, se han querido aprovechar, y vaya que es uno de los mayores aciertos que podemos resaltar. En ese sentido, mientras nos movemos por los escenarios, nos topamos con numerosos periódicos y folletos que podremos consultar. También encontraremos muchísimas referencias a otras franquicias de la compañía, en forma de muñecos de estambre, cartelones, compañías y hasta en las minas y hospitales sombríos.
Se han incluido también personajes históricos, entre los que destaca Nikola Tesla, el famoso inventor, que hace de suministrador de armas de la orden. El marqués de Lafayette que nos acompaña es el mismo que participó en las revoluciones norteamericana y francesa. Muy de pasada, también aparecen Charles Darwin o el elementalmente ficticio Sherlock Holmes. Como curiosidad, en algunos de los folletos que hay desperdigados por la ciudad, encontramos referencias a obras culturales como Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, o El anillo de los Nibelungos, de Richard Wagner.
Donde verdaderamente The Order: 1886 nos dejó con la mandíbula en el suelo fue en su impresionante apartado audiovisual. Hasta ahora, pocos juegos habían explotado realmente las posibilidades de la nueva generación, entre tanto título intergeneracional y tanta remasterización. Sin embargo, parece que la situación empieza a tocar a su fin, ya que este juego logra llevar los estándares gráficos hasta un nuevo nivel, desplegando sorprendentes capas de texturizados y una increíble velocidad de procesamiento de los mismos. El perfecto cuidado fue llevado a cabo rayando la mismísima perfección, y ofreciendo distintos «panoramas» que podemos quedarnos a observar por minutos enteros. Inclusive los charcos y la sangre en las paredes son elementos dignos de remarcar.
Con su propio motor gráfico, Ready at Dawn ha cumplido con creces su propósito de hacer que el juego se asemejara a una película. Las transiciones entre cinemáticas y modo de juego son prácticamente imperceptibles, y en ocasiones hasta van a dejar parado a su personaje esperando que siga fluyendo lo que vemos en pantalla. Esto también puede ser incómodo para muchos, al sacrificar las vistas más amplias y limitando nuestros sensores por esas rayas en los extremos inferior y superior de nuestras pantallas. La gama de colores también es un poco apagada, pero encaja perfectamente con la ambientación «darks» que la trama nos ofrece.
El modelado de los personajes está realmente trabajado. Las facciones de las caras están muy detalladas, y no solo las del cuarteto protagonista, sino también las de los personajes secundarios, cuya expresividad es más que convincente. Eso sí, los enemigos se repiten constantemente, provocando sensaciones de ‘Deja-vu’ que las capacidades de la actual generación de consolas debieran estar mitigando conforme avance su periodo de vida. Los escenarios favorecidos por el hecho de que son lineales, está realizados con un nivel de detalle asombroso. Particularmente, lo que más nos ha deslumbrado es la iluminación y cómo afecta al entorno de muy diversas formas: los contraluces que se producen en un callejón, los rayos que se filtran por una ventana, los atardeceres, la tenue luz de un foco en la oscuridad del metro… Los escenarios interiores están plagados de detalles, con una gran dirección artística. Todo ello en maravillosos 1080p y unos 30FPS constantes en casi todo momento.
El apartado sonoro brilla también con luz propia. La música orquestal a cargo de Austin Wintory (nominado al Grammy por Journey) y Jason Graves (Tomb Raider), tiene momentos épicos y se amolda perfectamente a lo que se ve en pantalla en cada momento. Por su parte, el doblaje es un tanto insípido, a excepción de los constantes roces que Sir Galahad tiene con sus adversarios.
Con todo esto, The Order: 1886 carga en sus hombros con un terrible lastre, y este es su duración. A pesar de que terminarlo en difícil nos costará unas 7 horas, ciertamente Ready At Dawn y Sony Santa Monica nos han dejado con ganas de más. Contando también con un épico final que después de elevarnos hasta el éxtasis de las emociones, se ve cortado por una pantalla de créditos que muchos -incluyéndome- sentirán forzada. El argumento y el ritmo de la narración dejan mucho que desear. El juego tarda muchísimo en arrancar y, para cuando parece que ya está remontando nos tumabn de nuestra nube, dejando además un montón de cabos sueltos; claro está, con miras hacia una secuela que dependerá directamente de las ventas que el título consiga, pero que esperamos fervientemente sea lanzada.
Para echarle más sal a la herida, nos encontramos con que algunos personajes están desaprovechados, en especial los caballeros que acompañan a Galahad: Sir Perceval, Lady Igraine y Lafayette. Sus motivaciones y su relación con el protagonista apenas se explotan. Por suerte, hay unos cuantos personajes secundarios que sí dan más juego, como Lakshmi, Sir Lucan y Lord Hastings.
The Order: 1886 es un proyecto que, a pesar de la polémica que ha generado, tiene mucho potencial para convertirse en una franquicia rentable para Sony y su PS4. Sus inúmerables ideas que no son llevadas a cabo nos permiten entender de cierta manera esa proyección ambiciosa que sus desarrolladores tuvieron, pero que no supieron presentar al no haber contado con la experiencia necesaria en títulos AAA. Su historia será posiblemente el mejor motivo para que no se despeguen de la consola, pero sus mecánicas repetitivas provocarán que tal vez no lo vuelvan a tocar (a menos que sean caza trofeos). Lo que es realmente de destacar es su impactante apartado audiovisual, que nos ofrece el juego con mejores gráficos hasta la fecha.